La empresa AdQat analizó el discurso pronunciado por el Presidente el día del informe de gobierno; resalta que recoge ideas genéricas, grandilocuentes o expresiones demagógicas.
Domingo 08 de Septiembre del 2013.
La empresa AdQat analizó el discurso del presidente Enrique Peña Nieto del pasado 2 de septiembre, cuando dio su primer informe de gobierno, el cual estableció que utiliza escenarios optimistas sin fuentes o datos que lo sustenten.
Sobre la lógica de argumentación -que calificó con 8.0-, mencionó que fue un discurso ordenado; “sin embargo, resaltó el empleo constante de afirmaciones y posiciones de escenarios optimistas, sin datos claros o fuentes que lo sustenten.
Como ejemplo de ello: ‘Sólo los mexicanos podemos quitar, de una vez por todas, los frenos que han limitado el crecimiento económico de México‘.
En cuanto al tono emocional -calificado con 8.2- indican que el Presidente señala “reiteradamente y con frases empáticas su posición respecto a las acciones de su gobierno”.
Apunta que con cierto grado demagógico Peña dice: ‘En nueve meses, México ha tenido una activa agenda internacional para proyectar en el mundo el verdadero rostro de nuestro país y su potencial hacia adelante’, así como: ‘La gran transformación de México sí es posible, y debo decirlo con todas sus letras: está en marcha’.
Sobre el soporte a la argumentación -que cae hasta 4.8 en calificación- el análisis del discurso sostiene que en general, “estamos ante un discurso que presenta resultados generales en diversos campos y que plantea objetivos en términos de igual forma general, vagos y/o sin señalar metas específicas“.
El cierre del discurso Adqat lo califica con 7.6 y resalta que recoge la esencia en ideas genéricas, grandilocuentes o expresiones demagógicas: “Mover a México, transformarlo de raíz, exigirá lo mejor de nosotros, pero vale la pena el esfuerzo.”
Además, señala que sólo 19.5% de las palabras en el discurso fueron empleadas para formular hechos y datos. Tanto los datos duros como las descripciones, mayor parte (17%) sin fuente.
El análisis concluye que:
-El discurso no crea un balance, sino una comparación constante en relación a la administración presidencial de Felipe Calderón.
- Sin reconocimiento de fallas u omisiones en el sistema, dice: “Para seguir perfeccionando el sistema democrático nacional (…) se está construyendo una propuesta de reforma político-electoral que permita poner al día nuestras instituciones.”
- Sin ninguna referencia a los casos de espionaje que se han revelado tras las filtraciones hechas por Edward Snowden, el Presidente se limita a afirmar: “En América del Norte iniciamos una nueva etapa de entendimiento con los Estados Unidos con base en una agenda multitemática que busca hacer de esta región una más competitiva en el mundo.”
- “Con la Reforma Energética, las amas de casa, los emprendedores, los mexicanos que tienen un pequeño o mediano negocio, van a pagar menos por la luz y por el gas que consumen.”
La pregunta es: ¿Los grandes empresarios y las entidades federativas no se van a beneficiar, o ya se benefician?
Sobre la lógica de argumentación -que calificó con 8.0-, mencionó que fue un discurso ordenado; “sin embargo, resaltó el empleo constante de afirmaciones y posiciones de escenarios optimistas, sin datos claros o fuentes que lo sustenten.
Como ejemplo de ello: ‘Sólo los mexicanos podemos quitar, de una vez por todas, los frenos que han limitado el crecimiento económico de México‘.
En cuanto al tono emocional -calificado con 8.2- indican que el Presidente señala “reiteradamente y con frases empáticas su posición respecto a las acciones de su gobierno”.
Apunta que con cierto grado demagógico Peña dice: ‘En nueve meses, México ha tenido una activa agenda internacional para proyectar en el mundo el verdadero rostro de nuestro país y su potencial hacia adelante’, así como: ‘La gran transformación de México sí es posible, y debo decirlo con todas sus letras: está en marcha’.
Sobre el soporte a la argumentación -que cae hasta 4.8 en calificación- el análisis del discurso sostiene que en general, “estamos ante un discurso que presenta resultados generales en diversos campos y que plantea objetivos en términos de igual forma general, vagos y/o sin señalar metas específicas“.
El cierre del discurso Adqat lo califica con 7.6 y resalta que recoge la esencia en ideas genéricas, grandilocuentes o expresiones demagógicas: “Mover a México, transformarlo de raíz, exigirá lo mejor de nosotros, pero vale la pena el esfuerzo.”
Además, señala que sólo 19.5% de las palabras en el discurso fueron empleadas para formular hechos y datos. Tanto los datos duros como las descripciones, mayor parte (17%) sin fuente.
El análisis concluye que:
-El discurso no crea un balance, sino una comparación constante en relación a la administración presidencial de Felipe Calderón.
- Sin reconocimiento de fallas u omisiones en el sistema, dice: “Para seguir perfeccionando el sistema democrático nacional (…) se está construyendo una propuesta de reforma político-electoral que permita poner al día nuestras instituciones.”
- Sin ninguna referencia a los casos de espionaje que se han revelado tras las filtraciones hechas por Edward Snowden, el Presidente se limita a afirmar: “En América del Norte iniciamos una nueva etapa de entendimiento con los Estados Unidos con base en una agenda multitemática que busca hacer de esta región una más competitiva en el mundo.”
- “Con la Reforma Energética, las amas de casa, los emprendedores, los mexicanos que tienen un pequeño o mediano negocio, van a pagar menos por la luz y por el gas que consumen.”
La pregunta es: ¿Los grandes empresarios y las entidades federativas no se van a beneficiar, o ya se benefician?
Lee el análisis del discurso de AdQat completo:
Video del análisis: