La sucesión presidencial en 1910 Francisco I. Madero …es indispensable que el elemento independiente piense seriamente en el porvenir de la Patria, sacuda su pesado indiferentismo, haga un vigoroso esfuerzo, se organice y luche por la reivindicación de sus derechos. Francisco I. Madero, La Sucesión Presidencial en 1910 / 1908
El desarrollo de las ideas políticas en México no podría ser entendido sin obras como La Sucesión Presidencial de 1910 de Francisco I. Madero, redactada en 1908 y difundida a partir del mes de diciembre de aquel año. La obra cuestiona la prolongación de Porfirio Díaz en el poder y lleva a cabo un diagnóstico de las condiciones políticas y sociales del país durante ese periodo. El vertiginoso progreso material en rubros como la minería, industria y transporte férreo, contrastaba enormemente con el abandono de la actividad agrícola, la desigualdad social, la represión contra los movimientos obreros y el alarmante nivel educativo, producto, según Madero, de la imposición del régimen centralista y absolutista de Díaz. Sin embargo, el autor, por momentos se muestra complaciente con la figura del dictador a quien, incluso, externa su admiración e insta a retirarse del poder con todos los honores, antes de verse convertido en un vulgar tirano.
Madero considera que el pueblo está preparado para lograr la transformación que el país requiere por la vía democrática, por lo que exhorta a la organización de partidos políticos y a una participación activa en los asuntos públicos, que afirma, deben preocupar a todo ciudadano. Madero reconoció haber experimentado una evolución ideológica que le llevó de una vida apacible y cómoda a la elaboración de esta obra que habría de enfrentarlo, incluso, con su propia familia, -excepto con su hermano Gustavo, quién lo ayudo en la distribución y difusión del texto- la que sentía amenazados sus intereses ante las denuncias hechas en el libro. La edición de 3,000 ejemplares fue distribuida con éxito, inicialmente en un restringido círculo de intelectuales y periodistas, y aunque, en opinión de diversos críticos, tiene errores formales e inconsistencias o contradicciones, es uno de los textos esenciales para la comprensión del movimiento revolucionario y la ideología que lo alimentó. Francisco Ignacio Madero nació el 30 de octubre de 1873 en el seno de una acaudalada familia de hacendados coahuilenses. Aunque se formó en escuelas de Norteamérica y Francia, regresó a México para incorporarse a la administración de los negocios familiares. Desde 1901 comenzó su actividad política fundando el Club Democrático Benito Juárez. Posterior a la publicación de La Sucesión Presidencial en 1910 fue electo como candidato a la presidencia por el Partido Nacional Antirreeleccionista; sin embargo, su creciente popularidad preocupó al régimen y fue encarcelado mientras se encontraba en una de sus famosas giras políticas en Monterrey, para ser trasladado a la penitenciaría de San Luis Potosí. Las elecciones celebradas en ese periodo, fueron realizadas en un entorno de ilegalidad, siendo reelecto Porfirio Díaz. El candidato derrotado, al salir de prisión se dirigió a Estados Unidos desde donde hizo manifiesto el Plan de San Luis en el que convocó al pueblo a tomar las armas el 20 de noviembre de 1910 para derrocar al régimen porfirista. La revolución maderista triunfó. Madero llegó a la presidencia un año después debilitado. En seis meses logró que Díaz renunciara. Por su vocación pacifista Madero acepto el interinato de Francisco León de la Barra, periodo en que se reprimió a los grupos revolucionarios, especialmente a los zapatistas. La inestabilidad política y social fue una constante, así como el descontento contra su gobierno. Lo combatían por igual los antiguos porfiristas que los revolucionarios; ambos se oponían a su plan conciliador y de vigencia de la Constitución de 1857. No logró consolidarsu gobierno, cuya meta fue el establecimiento de una democracia con partidos políticos y el principio de la “no reelección”. El 13 de febrero de 1913, Madero fue asesinado por órdenes de Victoriano Huerta, en compañía de José María Pino Suárez, en las inmediaciones de la antigua Penitenciaría de Lecumberri
La sucesión presidencial en 1910
Francisco I. Madero
…es indispensable que el elemento independiente
piense seriamente en el porvenir de la Patria, sacuda
su pesado indiferentismo, haga un vigoroso esfuerzo,
se organice y luche por la reivindicación
de sus derechos.
Francisco I. Madero,
La Sucesión Presidencial en 1910 / 1908
El desarrollo de las ideas políticas en
México no podría ser entendido sin
obras como La Sucesión Presidencial de
1910 de Francisco I. Madero, redactada
en 1908 y difundida a partir del mes de
diciembre de aquel año. La obra
cuestiona la prolongación de Porfirio
Díaz en el poder y lleva a cabo un
diagnóstico de las condiciones políticas
y sociales del país durante ese periodo.
El vertiginoso progreso material en
rubros como la minería, industria y
transporte férreo, contrastaba
enormemente con el abandono de la
actividad agrícola, la desigualdad social,
la represión contra los movimientos
obreros y el alarmante nivel educativo, producto, según Madero, de la imposición del
régimen centralista y absolutista de Díaz. Sin embargo, el autor, por momentos se muestra
complaciente con la figura del dictador a quien, incluso, externa su admiración e insta a
retirarse del poder con todos los honores, antes de verse convertido en un vulgar tirano.
Madero considera que el pueblo está preparado para lograr la transformación que el país
requiere por la vía democrática, por lo que exhorta a la organización de partidos políticos y
a una participación activa en los asuntos públicos, que afirma, deben preocupar a todo
ciudadano. Madero reconoció haber experimentado una evolución ideológica que le llevó
de una vida apacible y cómoda a la elaboración de esta obra que habría de enfrentarlo,
incluso, con su propia familia, -excepto con su hermano Gustavo, quién lo ayudo en la
distribución y difusión del texto- la que sentía amenazados sus intereses ante las
denuncias hechas en el libro.
La edición de 3,000 ejemplares fue distribuida con éxito, inicialmente en un restringido
círculo de intelectuales y periodistas, y aunque, en opinión de diversos críticos, tiene
errores formales e inconsistencias o contradicciones, es uno de los textos esenciales para
la comprensión del movimiento revolucionario y la ideología que lo alimentó.
Francisco Ignacio Madero nació el 30 de octubre de 1873 en el seno de una acaudalada
familia de hacendados coahuilenses. Aunque se formó en escuelas de Norteamérica y
Francia, regresó a México para incorporarse a la administración de los negocios familiares.
Desde 1901 comenzó su actividad política fundando el Club Democrático Benito Juárez.
Posterior a la publicación de La Sucesión Presidencial en 1910 fue electo como candidato a
la presidencia por el Partido Nacional Antirreeleccionista; sin embargo, su creciente
popularidad preocupó al régimen y fue encarcelado mientras se encontraba en una de sus
famosas giras políticas en Monterrey, para ser trasladado a la penitenciaría de San Luis
Potosí. Las elecciones celebradas en ese periodo, fueron realizadas en un entorno de
ilegalidad, siendo reelecto Porfirio Díaz. El candidato derrotado, al salir de prisión se dirigió
a Estados Unidos desde donde hizo manifiesto el Plan de San Luis en el que convocó al
pueblo a tomar las armas el 20 de noviembre de 1910 para derrocar al régimen porfirista.
La revolución maderista triunfó. Madero llegó a la presidencia un año después debilitado.
En seis meses logró que Díaz renunciara. Por su vocación pacifista Madero acepto el
interinato de Francisco León de la Barra, periodo en que se reprimió a los grupos
revolucionarios, especialmente a los zapatistas.
La inestabilidad política y social fue una constante, así como el descontento contra su
gobierno. Lo combatían por igual los antiguos porfiristas que los revolucionarios; ambos se
oponían a su plan conciliador y de vigencia de la Constitución de 1857. No logró consolidar
su gobierno, cuya meta fue el establecimiento de una democracia con partidos políticos y
el principio de la “no reelección”.
El 13 de febrero de 1913, Madero fue asesinado por órdenes de Victoriano Huerta, en
compañía de José María Pino Suárez, en las inmediaciones de la antigua Penitenciaría de
Lecumberri
Madero contra Porfirio: la sucesión presidencial
Autor: Álvaro Cepeda Neri * | Sección: Ex Libris |
8 ENERO 2012
De entre las ediciones para celebrar el bicentenario de la revolución de Independencia (1810) y el Centenario de la Revolución de 1910 (la Revolución de 1854, la revolución liberal que encabezó la generación de la Reforma, con Benito Juárez pasó desapercibida en su centenario en 1954), la LXI Legislatura de la Cámara de Diputados, en coedición con Miguel Ángel Porrúa, librero-editor, publicó (en edición facsimilar) La sucesión presidencial en 1910, que Francisco I Madero escribió en 1908, impreso en enero de 1909. Fue una simple convocatoria para que los mexicanos participaran en la propuesta simulada a la que convocó Porfirio Díaz, a través de una entrevista que en 1908 le hizo el periodista estadunidense James Creelman. No era un llamado a la Revolución o a un levantamiento, ni a deshacerse del dictador, quien hipócritamente aseguró que no se postularía por enésima vez tras 27 años de poder absoluto en la Presidencia.
Pero volvió a buscar (es un decir) la reelección, y el 27 de septiembre de 1910, fue declarado presidente por séptima ocasión… de la que fue echado cuando La sucesión presidencial se transformó de simple libro casi insulso, a panfleto contra el porfirismo, lo que causó revueltas que generaron la Revolución y a Madero su dirigente, después candidato a la Presidencia, su victoria arrolladora en las urnas, su homicidio y después el golpe de Estado de Victoriano Huerta. Con miles de ediciones en estos 100 años, tal vez la última (o penúltima) es la de bolsillo de Random House Mondadori, a principios de 2010.
El facsímile apareció en el último trimestre de 2010, en dos volúmenes con 2 mil 63 páginas tamaño carta, seis anexos y cuatro (casi inútiles) notas preliminares.
Nada se dice del tiraje para la Cámara de Diputados ni de los ejemplares a la venta del librero-editor, lo que falta a la debida transparencia. Dos fotografías le adornan. Madero votando en 1912. Y entrando a la capital de los Estados Unidos Mexicanos, o mejor cuando es escoltado por los cadetes del Heroico Colegio Militar, con José María Pino Suárez se dirige al Palacio Nacional, donde los huertistas golpistas canallamente lo asesinaronnte. Tal vez pueda consultarse en bibliotecas (su precio es un abuso del librero-editor que no paga derechos de autor) o se utilice como adorno en algún rincón de políticos y a los que se les obsequió la obra.
No es un libro para su lectura, sino para detenerse en el manuscrito: la caligrafía, los tachones y agregados que hizo Madero al texto que redactó casi de un jalón, tras venírsele el tiempo encima, como si escuchara “el ronco son de la Revolución” (que Víctor Hugo dijo oír, según cita Eric J Hobsbawm en su obra Las revoluciones burguesas. Europa 1789-1848). Una edición de lujo y contrarrevolucionaria en términos de la Revolución de 1910 que un siglo después, ante el nuevo porfirismo panista, la sucesión presidencial en 2012, debe y puede echar del poder presidencial los resabios del foxismo y las sobras del calderonismo que tienen a la nación con miles de desgracias por su mal gobierno y al borde de “alterar o modificar la forma de su gobierno”.
Ficha bibliográfica:
Autor: Francisco I Madero
Título: La sucesión presidencial en 1910
Coeditores: Cámara de Diputados, LXI Legislatura y Miguel Ángel Porrúa, librero-editor