Luis Velázquez/Primera Parte
Los diputados locales del PRI, PVEM y los llamados independientes se quedaron con el árbol y perdieron el bosque. Nadie dudaría que fueron seducidos por “el encantador de serpientes”. Incluso, a cambio, más que de buen billetito, por la impunidad.
Pero también, asegura el doctor en Finanzas Públicas y doctor en Ciencias Políticas y maestro en Administración Pública, Alfonso Velázquez Trejo, “por ignorancia técnica”.
¡Pobrecitos!
Y más porque “se rasgaron las vestiduras”, ajá, en nombre de Veracruz… que Veracruz son 8 millones de habitantes, de los que 6 de cada 10 son pobres, jodidos y miserables según el CONEVAL.
En menos de 72 horas, cambiaron de opinión y aprobaron reestructurar la deuda, según ellos, porque habrá transparencia en la rendición de cuentas y lo que, bueno, con un país en los primeros lugares mundiales en corrupción política, constituye una política imprescindible.
La transparencia, dice el académico de la Universidad Veracruzana, incluía otros renglones. Entre ellos, el siguiente:
Todos los recursos que sean liberados… como producto de la reestructuración de la deuda debieron etiquetarse en las obras y los servicios públicos a construirse en el bienio, antes, mucho antes, del gran debate el viernes 17 en la LXIV Legislatura.
Y más, porque las partes pasaron en la rebatinga más de un mes.
Y ningún diputado tuvo una mirada de largo alcance.
Incluso, y si la secretaría de Finanzas y Planeación, SEFIPLAN, hubiera objetado el tiempo encima, lo mínimo que debieron exigir los diputados era un estimado.
Y es que tal cual como fue aprobado, la simple promesa de la rendición de cuentas (que desde luego puede manipularse con habilidad administrativa y política), ningún compromiso significa de la Yunicidad.
Simple y llanamente, los diputados locales fallaron, pues por encima de las pasiones desaforadas está el destino social de los recursos liberados.
Y más, cuando mucho fue cacareado el Plan Estatal de Desarrollo del bienio… para que nadie lo tome en cuenta y la mayoría de los secretarios del gabinete legal y ampliado estén ellos solitos achichados.

MANO NEGRA DEL INTERMEDIARIO BANCARIO

Hay, sin embargo, otra circunstancia peor. Las partes de la bancada PANista y MORENA se “cortaron las venas”, cada una con sus argumentos o pretextos.
Pero ni los PRIistas ni los verdes ni los independientes ni los morenos consideraron las reglas del mercado bancario y las reglas “no escritas” del mundo político alrededor, unas y otras, de la corrupción.
Por ejemplo, el doctor en Finanzas Públicas y en Ciencias Políticas, master en Economía por la UNAM, refiere el embute que por lo regular se lleva el intermediario bancario y el corredor de Bolsa.
Y que en el caso de los 46 mil millones de pesos de la deuda heredada por Javier Duarte y lista para reestructurarse por la Yunicidad equivale, ni más ni menos, que a una comisión de entre 1,500 a dos mil millones de pesos.
Y más, por lo siguiente:
La deuda será negociada con un banco y/o con varios bancos.
Y los bancos en ningún momento son beneficencia pública ni Cruz Roja.
Simple y llanamente, son un negocio y están para ganar.
Y en la negociación se incluyen varios puntos ríspidos, entre ellos, que Duarte (con su primer titular de SEFIPLAN, Tomás Ruiz González, el genio financiero creador del SAT) reestructuró y contrató deuda a tasas de interés que nadie contrata en el mercado y que fue del doce por ciento anual (y que al mismo tiempo es una tasa sólo aplicable a créditos hipotecarios y vehiculares).
Y por eso mismo, la Yunicidad necesitará de grandes negociadores bancarios, tipo, digamos, Pedro Aspe Armella, ex secretario salinista de Hacienda y Crédito Público con su despacho, para bajar las tasas y ampliar los años del pago del a deuda.
Y es ahí donde la comisión para el intermediario.
Y más, y como en el caso, cuando el Góber azul llegó como parte de su terrorismo político, bancario y sicológico a amenazar con la moratoria, y por tanto, hasta con un juicio bancario donde demostraría que están cobrando intereses elevados, pues así lo negoció Javier Duarte y sus intermediarios bancarios.
Y por añadidura, el riesgo de que el negocio se acabe para los bancos, pues en todo caso, todos somos árabes.
Tal cual, ninguno de los diputados locales miraron las circunstancias, no obstante que cada uno dispone de un dinero extra del Congreso para sus asesores, la mayoría de los cuales apostó a contratar un jefe de prensa para el espacio mediático.
El Veracruz social del millón de indígenas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros… les vale.

REGLAS DEL JUEGO

En el juego y rejuego, varias barajitas son jugadas.
Una: negociar las tasas de interés, bajo una regla verbal: ustedes, bancos, ya me fregaron a mí, gobierno de Veracruz en el duartazgo. Y como estamos ahorcados, nuevas reglas.
Dos: definir los plazos para el pago correspondiente… y que ahora, oh paradoja, será ampliado a treinta años, una carga demasiada pesada, pues estrangula las finanzas.
Tres: renegociar el capital bajo una norma: con lo que tengo pago una parte, aunque sean mínima, del capital, pero me quitas, me restas, parte de la deuda.
Y cuatro: con todo y que la yunicidad cacarea que sólo se trata de revisar el pago de intereses, la reestructuración aprobada en el Congreso implica contratar más deuda.
Además, dice el doctor en Finanzas y doctor en Ciencias Políticas, la deuda pública de Veracruz será negociada en un mal momento.